Cambio Climatico

UNA MIRADA MÁS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Miguelángel Sierra

Sé que muchas persona en el planeta han escuchado hablar, han tarareado, han murmurado, han hablado y hasta han opinado acerca del llamado "CAMBIO CLIMATICO"; pero me pregunto: ¿En realidad sabemos que es el Cambio Climático?... Pues supongo que son muy pocos los que la tienen clara, así como hay quienes como yo presumimos que "tal vez" comprendemos de que se trata, además están los que hablan del tema pero desconocen la realidad de lo que significa y representa.

Al hablar de Cambio Climático nos adentramos en un terreno ciertamente desconocido, con múltiples aristas y que mientras no se tenga certeza de esa realidad, difícilmente quienes estén al mando de las naciones encontraran métodos y formas adecuadas para que sus actos e inversiones no parezcan descoordinados y sin coherencia ambiental, y es que ni siquiera las convenciones climáticas efectuadas durante las dos últimas décadas han permitido a la mayoría de las naciones del plantea, encontrar un método que facilite un impulso radial efectivo; mientras tanto nos hemos conformado con el establecimiento de tareas futuristas, que por cierto, nadie sabe cómo asumir.

Veamos el Cambio Climático desde los océanos, los ríos, los vientos, el sol, la tierra y su complejidad, el hombre y sus intervenciones mineras, agrícolas y pecuarias, en fin... cuantas actividades se me escapan.

Deseo compartir varios análisis construidos por estudiosos del fenómeno a manera de ejemplo, con la noble intención de armonizar este escrito desde la lógica que recogen y reconocen los científicos, si hay algo claro, es que se trata de un cambio de tal magnitud que aunque podemos predecir que no será agradable, es difícil saber exactamente lo que va a acontecer a mediano y largo plazo, en síntesis... sabemos que no sabemos.

Científicos de la Universidad de Southhampton llevan una temporada midiendo y compilando datos con preocupación sobre la circulación del retorno meridional atlántica (AMOC), una de las principales corrientes implicadas en el movimiento de las aguas oceánicas a nivel global, y lo que han visto, lo han publicado en la revista Nature y es muy preocupante.

Esta corriente oceánica del Atlántico y del mundo, se encarga de transportar agua cálida y en dirección norte, desde el trópico hacia Groenlandia. Por el camino y una vez allí el agua se enfría, se hace más densa y desciende, debido a que su densidad es mayor que la del agua que la rodea. Una vez abajo, vuelve a circular hacia el sur, de vuelta al trópico, por la base del océano.

En este proceso se distribuye el agua, pero también es una de las formas más eficaces que tiene la Tierra para redistribuir el calor desde los trópicos hacia el norte. El calentamiento global afecta a este proceso porque dificulta que el agua traspase su calor a la atmósfera y por tanto se enfríe y vuelva hacia el trópico; ese movimiento genera una alteración de las corrientes oceánicas que mueven el agua y con ello se distribuyen por todo nuestro planeta, influyendo en el calor y la humedad que dan forma al clima del planeta. Si las corrientes cambian o se detienen no será un cambio suave y tranquilo, de eso podremos estar seguros.

Otro ejemplo es el deshielo del Ártico, que se ha acelerado en las últimas décadas: imágenes tomadas por satélite en el mes de noviembre de 2016, muestran una superficie de hielo en un 30% menor que en 1979. Y la tendencia no parece ir a menos, es difícil predecir cuáles pueden ser las consecuencias en esta ocasión en la que los cambios están ocurriendo tan deprisa, pero entre ellas se encontrarían violentos tifones y lluvias torrenciales en zonas tropicales y un cambio en los patrones de formación y desplazamiento de los huracanes, los inviernos se volverían considerablemente más fríos y los veranos insoportablemente más calientes.

Hace poco La revista The Lancet público un informe en el que advierte de que el impacto actual del cambio climático en la salud es ya un fenómeno global. Este hecho tiene repercusiones graves en la productividad laboral. Además, ha aumentado la propagación de enfermedades infecciosas y, en términos económicos, los eventos climáticos extremos generaron pérdidas insospechadas en la industria mundial; entre otras cosas el costo de esa falta de acción se contabilizará en pérdidas de vidas que se pueden prevenir.

El aumento de las temperaturas también ha dado como resultado una reducción de un 5,3% en la productividad laboral en personas que realizan trabajos manuales al aire libre en áreas rurales, ​​lo que incide a su vez en los medios de vida de estos individuos, sus familias y sus comunidades.

La tasa de transmisión de algunas enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos también ha aumentado. Un ejemplo es la capacidad para la transmisión del dengue del mosquito Aedes aegypti, que ha aumentado en un 9,4% desde 1950. El número de casos de esta enfermedad casi se ha duplicado cada década.

El transporte en las ciudades de las economías emergentes sigue estando dominado por la gasolina y el diésel, mientras que los combustibles no convencionales como biocombustibles y gas natural, así como los vehículos eléctricos están ganando adeptos, sobre todo en Europa y EE UU.

En 2016 el uso de las energías renovables llegó a 9,8 millones de personas, un millón más que en el sector de extracción de combustibles fósiles. Sin embargo, la exposición mundial a la contaminación del aire ha aumentado en un 11,2% desde 1990, y alrededor del 71% exceden los niveles recomendados al ser monitoreadas 2.971 ciudades por la OMS.

A su vez la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su Boletín Anual sobre Gases de Efecto Invernadero, asegura que las actividades humanas unidas al fenómeno de El Niño han elevado la concentración de CO2 un 145% por encima de la era preindustrial (1750). Es el umbral más alto registrado según la OMM, que asegura que "los abruptos cambios experimentados en la atmósfera en los último 70 años no tienen precedente".

El 2017 ha venido siendo un año cruel por los fenómenos naturales, la devastadora temporada de huracanes, temblores y terremotos, que se sumaron a olas de calor, inundaciones y sequías. causaron innumerables muertes, desplazamientos, hambrunas y devastación en todo el mundo.

En China un sismo de 7.0 grados a principios del 2017 causó 25 víctimas mortales. En Amatrice, Italia en enero de este mismo año, un terremoto de apenas 5.7 grados causó más de treinta muertos en la parte central de Italia. En la Ciudad de México, donde ocurrio el terremoto más reciente y donde murieron 228 personas y más de 6 mil resultaron heridas. Más de 40 edificios se colapsaron.

En el norte de India en julio del 2017, el río Brahmaputra se desbordó en donde 85 personas murieron a causa de estos desbordamientos; y más de 500 mil se quedaron sin hogar. En Asia, las inundaciones asolaron Sri Lanka y causaron que más de 600 mil personas fueran desplazadas, murieran más de 200 y desaparecieran otras ochenta.

En América Latina también hubo devastación por culpa de las fuertes precipitaciones. Los países más afectados fueron Colombia y Perú en donde los deslaves causaron más de 400 víctimas mortales.

El enorme deslave de Mocoa en Colombia mató a 301 personas (de las cuales más de 90 fueron niños). En Perú, más de 2 mil 500 kilómetros de carretera han sido destruidos, 113 personas han muerto y más de 3 millones están en riesgo de contraer alguna enfermedad relacionada con el agua estancada.

En el otro espectro de los terribles fenómenos naturales, están las sequías. Porque la falta de agua puede ser aún más terrible que su exceso. En este fatídico año, tres grandes sequías han causado muerte y hambruna en América y África.

En Somalia, la sequía ha causado que la mitad de la población del país cerca de seis millones de personas estén en riesgo de tener falta de alimentos y agua para consumo humano. En California las sequías llevan más de seis años agudizándose.

En 2016, más de 100 millones de árboles murieron. Y esto ha aumentado el riesgo de incendios forestales.

Sao Paulo ha enfrentado la peor sequía que se ha vivido en los últimos cien años. Los racionamientos de agua han causado también, cortes de energía en una de las ciudades más importantes del continente americano... y la situación parece empeorar día a día.

Los Huracanes en este año se hicieron notar de manera nefasta, el huracán Harvey llegó a ser categoría cuatro y se convirtió en el huracán que causó más precipitaciones en la historia de Estados Unidos. En su paso por Texas y otros estados del sur del país, causó fuertes inundaciones y más de noventa muertos.

Poco tiempo después del nacimiento de Harvey, se formó el huracán más poderoso de la temporada, llegó a ser categoría cinco, llamado Irma. Con vientos cercanos a los 300 km por hora,. Causó estragos catastróficos en Barbuda, Saint Barthélemy, Saint Martin, Anguilla, y en las Islas Vírgenes causo la muerte de 134 personas a su paso.

El 16 de septiembre, el mismo día en que se disolvió Irma, se formó el huracán María. Este huracán se convirtió en el peor fenómeno natural en la historia de República Dominicana y afectó gravemente a Puerto Rico. Causó al menos 94 víctimas mortales y considerables daños materiales en todo el caribe.

Después de leer esta lista de fenómenos naturales parece imposible seguir ignorando los efectos del cambio climático en la vida del planeta. Por desgracia, en nuestros tiempos, los hombres más poderosos son, en ocasiones, los más ignorantes. Y sí hay algo de qué preocuparnos, ésta en que las condiciones que lo producen el cambio climático permanezcan.

Por estos días y hasta el 17 de Noviembre se está desarrollando en Alemania la 23ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, allí se encuentran reunidos 196 países incluyendo Colombia, aun siguen intentando comprometerse para frenar el cambio climático, sin embargo y de acuerdo al último acuerdo en Paris (COP 21) en donde, los países definieron que para fin de siglo, las temperaturas globales no deberían aumentar más de 1,5 °C y cada país se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

En este momento, al parecer todo el mundo tiene un cumulo de buenas intenciones, incluyendo los EEUU, mas no su presidente; otros líderes del mundo han querido asumir compromisos generales y han programado metas para frenar el cambio climático. Sin embargo el no conocer las realidades, ni las acciones en las que incurrimos diariamente los habitantes del común; y si a esto le sumamos la falta de compromiso y la incoherencia de las industrias del globo, independiente de sus actividades comerciales, así como no tener un mapa lógico de acciones que incluya una guía práctica y que les facilite a los funcionarios públicos encargados de responder por dichas tareas, encaminadas a fortalecer lo programático, para que puedan transferir eficientemente los materiales y mecanismos a utilizar.

En agosto, un estudio publicado en la revista Nature Climate Change señaló que si las cosas siguen avanzando al ritmo actual, las posibilidades de éxito para cumplir el Acuerdo de Paris es apenas del 5 %. Lo más probable, dijeron los científicos de la Universidad de Washington, es que durante el próximo siglo la temperatura de la Tierra aumente entre 2°C y 5°C.

Colombia ha dado unos pequeños pasos en búsqueda de concretar su objetivo, a pesar que intentado cumplir con los compromisos que firmó en el Acuerdo de Paris. Es lamentable tener que decir que el Programa Nacional de Reducción de Emisiones no ha empezado a operar y mucho menos los compromisos de la COP 21 para el año 2050.

Además, sumémosle con voz de alarma la deforestación causada por el postconflicto que aunque ha sido de manera mediática, aún no se ha medido ni calculado esta perdida, poco se sabe sobre la tala del bosque en zonas como la selva del Guainía, que ha empezado a tener cambios por la deforestación, impulsada por las controversias políticas y sociales; esta realidad va acompañada con el aumento alarmante del 40% de áreas deforestadas del país en 2016; en este caso frenar la tala de bosques se ha convertido en una prioridad del Gobierno Colombiano para cumplir con los compromisos que asumió en París, cosa difícil por cierto.

El cambio climático se ha manifestado de manera cruel en el departamento del Cesar, sobre todo en la zona de confluencia minera, que ha reducido sus tierras fértiles y hoy el 65% de ellas están estériles o desertificadas y sin ningún tipo de intervención por parte del gobierno departamental; solo quiero decir: aún se está a tiempo para la rehabilitación y la recuperación del suelo infértil.

En la ciudad de Valledupar hemos visto de manera particular en el transcurso del 2017 los cambios en la naturaleza de las lluvias; y esas manifestaciones con brisas cada vez más intensas y desaforadas, incluyen derribamiento de árboles e inundaciones en sitios que antes no eran inundables.

Pensemos que estamos haciendo mal frente a todas las manifestaciones del cambio climático. ¿Será que tenemos que esperar un desastre natural como el de Mocoa?. El cambio climático está transformando nuestro planeta de forma irreversible: sequías, inundaciones, incendios forestales y huracanes de violencia extrema son solo algunos de los impactos que estamos empezando a ver cada vez y con más frecuencia.

No podemos permitirnos ser pesimistas, debemos asumir un rol de conducta apropiada e iniciar acciones desde nuestro hogar y lugar de labores, para limitar el aumento de la temperatura que es crucial en estos momentos, e inoportuno para el sostenimiento de la nevada de la Sierra Nevada de Santa Marta que es nuestro termómetro natural, ya que se encuentra en un deshielo permanente.

Hagamos un cambio no para salvar el planeta que se ha calentado y enfriado en múltiples oportunidades a lo largo de su historia, sino para salvarnos a nosotros mismos.

@biosierra


PALABRAS AL VIENTO

¿SOMOS UN DESASTRE?

X Miguelángel Sierra

Hoy el país se encuentra conmocionado por la tragedia humana y ambiental de la ciudad de Mocoa, sin embargo estos eventos ambientales casi siempre terminan olvidándose; y por lo general se repiten en todas las poblaciones alejadas de nuestra nación, a causa de la desidia, amnesia, pereza, prepotencia o como se llame la aptitud que asumen los funcionarios encargados, a la hora de tomar decisiones y emprender acciones de recuperación en sectores de alto riesgo.

Quienes asumimos un rol de activismo frente al tema ambiental y a pesar de ser reconocidos, en ocasiones hemos sentido como se vulneran nuestros derechos, por algunos funcionarios públicos que buscan manipular a conveniencia las actividades que desempeñamos como veedores; y aunque solo buscamos alertar a los entes territoriales por conocimiento de causa efecto y de manera reiterativa, sobre las amenazas que visionamos, en ocasiones se nos considera fatalistas y se nos hace a un lado cuando advertimos el riesgo y peligro venideros, es más, casi siempre nos ignoran con risas.

Al escuchar la historia del médico en Mocoa que sembró un bosque de más de 5 mil árboles y que salvó muchas vidas, es cuando se resalta estas labores de manera heroica, pero como el mismo medico afirma "me trataban de loco" hoy comprobamos que las pequeñas acciones en la causa ambiental, mañana se ven reflejadas en bienestar para cientos de personas. Es fácil salir a echar culpas y señalamientos, pero en realidad estos eventos reflejan la falta, no solo de una política ambiental seria, sino también la falta de compromiso de los funcionarios públicos que ignoran y desatienden los preavisos de quienes perciben y calculan las tragedias.

Hace unos días subí a la Sierra Nevada de Santa Marta, por el sector de Chemesquema y más arriba, mucho más... me duele ver como la erosión se está extendiendo de manera dramática, sobre carga animal en algunas áreas; y encontré quemas o las llamadas socolas, que perturban la sostenibilidad de una reserva mundial, que hoy por hoy se degrada de manera silenciosa. Dolorosamente quienes más causan estos estragos son los pobladores de la montaña (indígenas y colonos) no es drama, pero la erosión ha llegado a puntos insospechados, y aun sigo en mis mismas reflexiones.

Hoy lanzo una pregunta de modo intuitivo, esperando una respuesta interna

¿Somos un desastre los humanos? Tengo respuestas de todos los tamaños, colores y olores, y Sí somos desastrosos... Los desastres de cualquier índole, casi siempre vienen acompañados de avisos previos, que por lo general son ignorados, los procedimientos administrativos, suelen ser supremamente engorrosos y paquidérmicos, en ocasiones se le da prioridad a otros asuntos para cubrir la tragedia que no alcanzaron a detener; y si bien es cierto, la naturaleza es sabia y se sabe defender, no lo es tanto, cuando los hombres actuamos de manera abusiva y alteramos a nuestro antojo muchas condiciones de la naturaleza.

Aunque fue dramática la tragedia que golpeó a Mocoa, un reducto de bosque amortiguó el alud y salvó a todo un barrio, un bosque que se sembró durante 30 años y salvó medio Mocoa, los arboles actuaron como 'barrera natural' y evitaron un mayor impacto de la tragedia.

Los fenómenos naturales son cíclicos al igual que las tragedias, pero nosotros nos confundimos y presumimos que estas situaciones nunca se nos pueden presentar en la puerta de nuestra casa. Es lamentablemente que tengan que ocurrir estas tragedias, para recordar que somos un desastre en la toma de decisiones y aunque esto no es lo único que nos debe movilizar, tampoco lo deben ser las emociones o momentos catastróficos. 













 

EL CAMBIO CLIMATICO Y LA LINEA NEGRA

Miguelángel Sierra

El principal reto que enfrenta Colombia, respecto a los impactos del cambio climático, está en detener la deforestación, porque según la (WWF), en este país se han deforestado 6.578.467 hectáreas de bosque en los últimos 26 años; a esto sumemos la desaparición de los glaciares de montaña, que de acuerdo con datos del IDEAM, el área glaciar colombiana se redujo en un 60% los últimos 50 años y tiene una tendencia de pérdida anual del 3% o incluso puede ser más amplia, lo que nos deja un panorama gris oscuro, frente a la sostenibilidad del recurso hídrico de la nación.

Hoy más que antes, se está sintiendo la alteración climática, por un lado el aumento constante en las temperaturas de algunas regiones del país; y de otro lado, las grandes cantidades de agua lluvia que caen generando desastres y muertes humanas; por supuesto, en lo local, estamos viviendo los rigores infernales de un tiempo sofocante e inclemente.

La deforestación en muchos lugares de la Sierra Nevada de Santa Marta permite aumentar los impactos del cambio climático. Cada árbol, no importa donde se encuentre ubicado, este en la ciudad o en el bosque, es un ser vivo que extrae agua de la tierra a través de sus raíces, liberando el vapor de agua a la atmósfera a través de sus hojas. Cuando los árboles se agrupan pueden crear grandes nubes, que abastecen los ríos de agua en el aire, cargando las nubes, que permiten luego las precipitaciones de agua lluvia, a cientos de kilómetros de distancia. Cortar árboles es como afeitar la tierra, corremos el riesgo de secar los ríos aéreos, sabiendo que la tierra depende de ellos para que llegue agua a través de la lluvia.

Cuando se desforesta o civiliza la tierra (Termino empleado por los terratenientes del Caribe Colombiano), los bosques perdidos generalmente son reemplazados por cultivos y ganado, que produce sus propias emisiones.

Los bosques de la sierra Nevada ayudan a moderar el clima local y mantener frescos sus entornos, además de ayudar a sostener el páramo con buena humedad a partir de la transpiración de las hojas de los árboles. Un solo árbol puede transpirar cientos de litros de agua en un día. Cada 100 litro de agua tienen un efecto de enfriamiento equivalente a dos unidades de aires acondicionados domésticos por día.

Si seguimos actuando como lo hemos venido haciéndolo, sin tener en cuenta lo que la Naturaleza nos advierte, podremos dentro de muy poco perder este aire acondicionado arbóreo.

Solo por curiosidad, si Ud. vive en la ciudad, hágase bajo la sombra de un árbol y quédese allí por mínimo 5 minutos y vuelva a salir de su sombra; entonces podrá notar que la sensación térmica es por lo menos de 20 ºC de diferencia.

En los bosques, los arboles saludables liberan una gama de compuestos orgánicos volátiles que permiten una protección al suelo para que no se aumente la temperatura de la superficie, principalmente al bloquear la energía solar entrante. Al deforestar y ayudar en la eliminación de los bosques, se elimina este efecto de enfriamiento y se dispara el calentamiento.

Con los bosques desapareciendo y la frontera verde del páramo perdiendo tamaño, los riesgos de sequía seguirán creciendo para Valledupar. Un tercio de la lluvia que cae en la cuenca del rio guatapuri proviene de la humedad generada en la misma cuenca, principalmente por los árboles que están allí. Un beneficio ambiental que dan los bosques es la regulación del agua en los suelos y la cobertura vegetal, lo que reduce el riesgo de avalanchas y crecientes súbitas. el eliminar la cobertura vegetal se pierde ese efecto regulador. por los ríos de la sierra nevada pueden bajar avalanchas

Si bien es cierto Colombia aporta menos del 1% de emisiones de gases efecto invernadero, también lo es, el hecho de asumir este dato en términos de eficiencia. Para un departamento como el Cesar, que produce grandes cantidades de emisiones de gases efecto invernadero, por causa de la minería, y que afecta en gran medida al clima local y su frontera agrícola; aún no se ve inversiones de gran magnitud, que permita recuperar los suelos recientemente desertificados.

Cuando se deforesta para extraer carbón o minerales y se pierde un bosque, se pierde una gran cantidad de carbono que se tiene acumulado y es casi imposible recuperarlo a corto plazo, por eso pagan servicios ambientales por tener bosques plantados. Las políticas del estado colombiano suelen ser contradictorias entre ellas mismas, pareciera que las concesiones mineras fuesen una contrariedad a las políticas ambientales actuales.

Carlos Daniel Ruiz C profesor asociado a la (EIA) afirma que "La lluvia en los Andes colombianos se está volviendo más estacional, con humedad reducida y menos nubes". Es difícil atribuir los cambios climáticos y de la lluvia al mal uso y a las alteraciones antrópicas de la tierra. Pero día por día los equipos de investigación se concentran en afirmar que las huellas que deja la deforestación son cada vez más visibles.

El asunto del cambio climático es muy complejo, no solo porque se advierte la necesidad de tener que emigrar al desarrollo e implementacion de energías limpias o alternativas, para reemplazar los combustibles fósiles. Sino que también se hace complejo, por no decir complicado, a causa de los intereses económicos y políticos de cada región.

La problemática ambiental y social que enfrentan hoy los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta, junto a los habitantes de las ciudades que reciben sus beneficios ambientales, como Santa Marta, Valledupar, Riohacha, Bosconia, Ciénaga entre tantas, es para considerarla y tenerla en cuenta; sumado a la importancia de hacerlo visible, así como la debida comprensión de los gobernantes para buscarle una solución ambiental conjunta.

Es aquí cuando cobra importancia la línea negra, que política y ancestralmente es la conexión del mundo material con los principios espirituales del origen de la vida, que involucra los sitios sagrados y la política territorial de las comunidades indígenas y que se relacionan con la protección de la biodiversidad. Es incomprensible que entidades estatales que suponen regulación ambiental y control territorial concedan permisos para minería tipo fracking en zonas donde se pueden alterar los ciclos del agua y sus ecosistemas.

Los pueblos de la Sierra Nevada, lo tienen mucho más claro de lo que parece, el ciclo del agua ellos, (Los cuatro Pueblos) lo han comprendido de manera propia, porque saben leer la naturaleza desde tiempos inmemorables y lo único que pretenden es dejar clara la ruta para la subsistencia del agua a partir de la conservación de la naturaleza. A mi entender la línea negra nos es más que la preservación de su cultura y de los puntos de producción de agua esenciales para la sostenibilidad de quienes dependemos de ella, por ejemplo, los puntos corresponden a humedales y madre viejas conectados con las lagunas que vienen desde el páramo y el glaciar y que son los que están asociados al bosque, que aún se encuentra en la alta montaña de la Sierra, que permite que haya precipitaciones de agua lluvia y que seguirán dando vida, a la vida. Es importante reseñar que la humedad que alimenta los glaciares y el páramo de la SN proviene de la humedad que se acumula en la vertiente norte de la Sierra Nevada y del viento que la arrastra ladera arriba.

Frente a los cuestionamientos de los gremios económicos y los gobernadores, que han cuestionado un derecho adquirido, lo que se puede decir es que pretenden desconocer que la línea negra a nivel normativo existe desde hace décadas, así como la consulta previa, tiene una regulación diferenciada dentro los pueblos de la Sierra Nevada; así mismo presumen que los indígenas van a tomarse los palacios municipales y las gobernaciones. Es inverosímil pensar que frenaran los proyectos productivos de las regiones a pequeña o a gran escala, mientras el extractivismo no sea su principal misión; de lo que si pueden estar completamente seguros es que siempre serán los guardianes y vigilantes del entorno ambiental, ya que la línea negra y el sistema de espacios sagrados es un instrumento de conservación del medio ambiente basado en una cultura ancestral.

Reitero con urgencia a los dirigentes políticos, tener en cuenta los resultados científicos del clima y que comiencen a abordar estas temáticas en sus territorios, para poder identificar los puntos de presión frente al cambio climático y que empiecen por adoptar políticas para proteger los bosques y asi aumentar las precipitaciones en lugares críticos. Se tienen tareas de mitigación y políticas que rigen los flujos de los ríos. Pero los ríos de humedad en la atmósfera creo que nadie los ha medido en la Sierra Nevada.

Podría concluir diciendo que la transpiración de los arboles es esencial para generar nuevas precipitaciones a favor del viento y que debemos conservar y preservar los arboles de la Sierra nevada de Santa Marta, no importa donde se encuentren sembrados (Ciudades; Veredas; Bosques). Y el corazón de este proceso está en el bosque superviviente, donde la transpiración es más intensa, porque los vientos de la vertiente sur de la SN se llevan la humedad causada por un fenomeno llamado "efecto sombra de lluvia".

Es hora de que los gremios de Colombia y los gobernantes locales salgan de su zona de confort y replanteen la noción de desarrollo y crecimiento económico basándose en principios de conservación, jalonando emprendimiento sin afectar la biodiversidad.

@biosierra

ALGO NO HA ESTADO BIEN

Miguelangel Sierra


Algo no ha estado bien... desde que descendí de la nube y me instale en ese hermoso y cálido manantial; y luego que una lluvia torrencial me hizo viajar por muchos días, mezclada con piedras y palos de todos los tamaños, hasta cuando llegue a un sitio cilíndrico, en donde me maltrataron y me separaron de mis amigos de viaje, quede completamente desnuda por culpa de una sustancia que me despojo de todo lo que se me había pegado, vi cómo se los llevo hacia el fondo del recipiente donde nos encontrábamos... algo no ha estado bien, porque ahora no sé dónde estoy y me encuentro en un sitio mal oliente y lleno de burbujas que me quitan el oxígeno.

Miguelángel Sierra

© Miguelangel Sierra C. Todos los derechos reservados.
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